24.7.09

Lin Yutang y su visión estética del vestido

Lin Yutang hace años publicó La imortancia de vivir, libro que nos invita a comparar el estilo de vida de la milenaria cultura china con la - muchas veces decandente - cultura occidental...
A continuación transcribo sus pensamientnos sobre:

LA INHUMANIDAD DEL VESTIDO OCCIDENTAL

A pesar de la popularidad de la ropa occidental entre los turcos, egipcions, hindúes, japoneses y chinos modernos, y a pesar de su universalidad como hábito oficial de la diplomacia en el mundo entero, todavía me aferro a la vieja vestimenta china. Muchos de mis mejores amigos me han preguntado por qué uso ropas chinas y no extranjeras. ¡Y esas personas se dicen mis amigos! Igual sería que me preguntaran por qué me paro en dos piernas. Las dos cosas están relacionadas, como trataré de demostrar. ¿Por quédar razones para usar la única vestimenta "humana" en el mundo? ¿Necesita alguien, cuando en sus propias ropas nativas puede andar por su casa y fuera de ella en pijamas y zapatillas, dar razones por las cuales no le gusta esta metido en un sistema de cuellos, chalecos, cinturones, tiradores y ligas que le sofocan? El prestigio de la vestimenta extranjera no descansa en base más segura que el hecho de estar asociado con cañoneras superiores y con motores Diesel. No se la puede defender por motivos higiénicos, morales, estéticos o económicos. Su superioridad, simplemente, no es más que política.
¿Es solamente una pose esta actitud mía, o es sintomáticamente de mis progresos en el conocimiento de la filosofia china? No lo creo. Al tomar esta actitud estoy apoyado por todos los caballeros chinos. Además, todos los estudiosos, pensadores, banqueros y otras personas que han prosperado en China no han usado jamáz ropas extranjeras o han vuelto rápidamente a sus vestidos nacionales en cuanto "llegaron", política, fínanciera o socialmente. Volviendo rápidamente cuando tuvieron seguridad de sí mismos y no sentieron ya la necesidad de un saco de aspecto extranjero para ocultar su mal conocimiento del inglés o su inferior preparación mental. Ningún secuestrador de Shangai pensaría siquiera en secuestrar a un chino vestido con ropas extranjeras, por la sencilla razón de que no vale la pena.
(...)
La filosofía que inspira a la vestimenta china y a la occidental es que la última trata de revelar la forma humana, en tanto que la primera trata de ocultala. Pero como el cuerpo humano es esencialmente como el del mono, cuanto menos de él se revele tanto mejor será por lo general. ¡Pensad en Gandhi y su taparrabo! Solamente en un mundo de personas ciegas al sentido de la belleza es torable el vestido extranjero. Sería un lugar común decir que pocas veces se ve la figurra humana perfecta. Quien tenga duda sobre esto puede ir a cualquier playa popular, para ver cuán hermosa es la forma humana. Pero la vestimenta occidental está diseñada de tal modo que cualquiera puede decirnos en la calle si tenemos setenta o noventa centímetros de cintura. ¿por qué ha de proclamar uno al mundo que tiene setenta o noventa centímetros de contorno?; y si es mayor que lo normal, ¿por qué no hemos de tener derecho a guardar el secreto como asunto privado?.



Por esa razón creo también en la vestimenta extrajera para los mujeres de buena figura y entre veinte y cuarenta años, y para todos los niños cuyo ritmo corpóreo natural no ha sido sujeto todavía a nuestra incivilizada forma de vivir. Pero exigir que todos los hombres y las mujeres revelen su figura a los ojos del mundo, es otro cantar. Mientras la mujer graciosa, en un vestido de fiesta occidental, resplancede y encanta en forma jamás soñada siquiera por las modistas orientales, el común de las mujeres de cuarenta años, que han dormido y han comido con exceso, al encontrarse en la platea o los palcos de un teatro de ópera, presentan uno de los esppectáculos más desventurados que ha inventado Occidente. Con ellas es más bondadosa la vestimenta china. Como la muerte, iguala a los grandes y pequeños, los feos y los hermosos. El vestido chino es, pues más democrático.

De Julio

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